III-DOMINGO DE PASCUA

"¿No ardía nuestro corazón
mientras nos hablaba
por el camino y nos explicaba
las escrituras? "

Lucas 24, 13-25

Sentirlo presente, aunque invisible
a nuestros ojos.

El camino hacia Emaús, en medio de la tristeza, sin esperanzas, es el camino de de todo hombre y de toda mujer, es nuestro camino de cada día, cuando confiamos sólo en nuestras propias fuerzas y se nos cierra el horizonte. Olvidamos rápidamente que Dios esta presente y aunque invisible a nuestros ojos, vive realmente.

La experiencia vivida por Cleofás y su compañero; del que no conocemos y ni conoceremos nunca su nombre; pues representa a cada uno de nosotros, cada creyente, es la experiencia de toda la humanidad. Pasando de la ceguera a la luz, de la muerte a la vida, de la ausencia a la presencia.

Podemos decir que este encuentro de Jesús en el camino hacia Emaús, es el anuncio de una nueva creación. La pareja del paraíso come el fruto de un conocimiento perverso; mientras que Cleofás y su compañero o compañera; comen el Pan y un conocimiento auténtico les es infundido, éste les permite reconocer a Cristo vivo. Sólo basta comer.

Regresan de noche a Jerusalén de donde habían salido decepcionados de sus falsas expectativas sobre Jesús liberador; ahora con "los ojos abiertos" llenos de Jesús resucitado vuelven a la comunidad, lugar privilegiado de su presencia; donde el compartir se convierte en el signo visible del Resucitado. Amílcar Ferro B. mxy