Friday 29 October 2010

XXXI Domingo T. Ordinario -C-


31 de Octubre del 2010
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
19, 1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quien era Jesús, pero la gente se lo impedía porque era de bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

--Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban
diciendo:

--Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor.
--Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús contestó:

--Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Nota.
El evangelio nos revela una actitud cristiana necesaría para crecer en el conocimiento del Señor: Buscarlo.
Jesús acepta todas las personas; las busca constantemente, no hace distinción como solemos hacerlo nosotros, el "vino por a buscar y a salvar lo que estaba perdido".
En esta parte del evangelio, San Lucas nos muestra una vez más el rostro de un Dios preocupado de la suerte y felicidad de la humanidad. El Dios del amor, de la paciencia y de la misericordia. El Dios amoroso que respeta nuestra vida y circunstancias.
El Dios de Jesucristo que nos revela hoy San Lucas, es el que estamos llamados a reconocer en nuestro interior, allí en lo más profundo de nosotros...
Para que nuestra vida se transforme, debemos buscarlo, poner todo nuestro empeño en ese encuentro que cambiará nuestra vida. Un encuentro que nos hará despojarnos de todas las falsas seguridades con las que vivimos y las que nos impiden comprometernos de verdad en la empresa de la construcción de un mundo más justo y en paz.
Amílcar Ferro B. mxy

Saturday 2 October 2010

XXVII DOMINGO T. ORDINARIO-C-

Lucas 17, 5-10
¡Si tuvierais fe ... !

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe." El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice:
"En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis:
'Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""
NOTA

Los apóstoles le piden a Jésus: “¡Aumenta nuestra fe!” (v. 5).

En el contexto del mundo actual, el cristiano tiene un gran desafío; mostrar los frutos de su fe. Vivir como discípulos de Jesús implica un estilo de vida, unos valores. La fe es un actitud frente a la vida, que la va transformando, siguiedo al Señor; respondiendo al llamado que nos ha hecho, que nos hace en cada instante de nuestra vida.

Por eso la respuesta del Señor “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, ….” Es decir no es la cantidad sino los frutos que ella produce al exterior, su fuerza transformadora, el cambio que ejerce en el mundo. La fe se nos ha dado para ganar las apuestas más inesperadas y áridas de la vida; como la comparación de la semilla de mostaza, la más pequeña de todas, con el árbol más fuerte transplantado de un solo cuájo en el mar.
Las aguas del mar, son un lugar hostíl y desertico, sin vida.
El árbol platado en el mar singnifica la victoria de la vida sobre la muerte. Promesa de fecundidad en los lugares más inesperados.
Amílcar Ferro B. mxy