Friday 16 October 2009

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

DIA UNIVERSAL DE LAS MISIONES





LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo,
Santiago y Juan, y le dijeron.
-- Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó:
-- ¿Qué queréis que haga por vosotros?
Contestaron: -- Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a
tu izquierda.
Jesús replicó:
-- No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber o de bautizaros con el bautismo que yo me voy a bautizar?
Contestaron:
-- Lo somos. Jesús les dijo:
-- El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizareis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reuniéndoles, les dijo:
-- Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes les oprimen. Vosotros nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.

Nota

La misión de la iglesia hoy, también es saber acercarse a las diversas culturas, descubrirlas, compartir con ellas “sus gozos y esperanzas”. Hacer proyectos comunes que les ayuden descubrir al Dios del amor, que les ayuden a respetar al hombre en toda sus dignidad, al cosmos como casa comunitaria.

Pero no sólo es eso, también es ser capaces de entablar relaciones humanas normales, donde se busque el bien común para todos, donde el poder no remplace a la autoridad, donde el servicio sea nuestro objetivo permanente, donde los débiles ocupen un lugar especial en la organización de nuestras comunidades.

Misión también es saber tomar responsabilidades en la comunidad donde celebramos la acción de gracias dominical al Señor, pues ya no somos espectadores de ritos, sino partícipes de una acción de gracias, del sacramento culmen de la vida cristiana, la eucaristía. Donde todos celebramos y el ministro ordenado sólo preside.
Gracias a todos los feligreses que buscan un compromiso en nuestra comunidad, catequistas, animadores, el coro, lectores, quienes formanan a los niños durante la misa, quienes de lejos nos sotienen con sus oraciones, quienes no pueden venir, por el ritmo de vida que nos impone esta sociedad. Por los que aún no se deciden a dar un paso más en el seguimeinto del Señor.
Amílcar Ferro B. mxy

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