Saturday 23 January 2010

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO C

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
1, 1-4; 14-21

Ilustre Teófilo
IMuchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

--“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó.
Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
-- Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír.


Nota.

La liturgia de este domingo, nos muestra el programa de vida de Jesús y por ende de todo aquél que ha recibido “la Unción del espíritu” es decir todos los cristianos confirmados en la fe.
Anunciar la “Buena Nueva” a los pobres debe constituir una preocupación constante en la vida de las comunidades cristianas y de toda la Iglesia.

El mensaje de Jesús debe “Liberar” a los más necesitados, a los que sufren. Los ojos del cristiano tienen que buscar el dolor de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, siempre atentos a expresar con la ayuda incondicional, el rostro del Señor, para decirle que nos ama a todos.
Que las diferencias que crecen en mundo, en cuanto a las posibilidades o no, que tienen los seres humanos al acceso a la alimentación, a la salud, al trabajo y diferentes necesidades para lograr la felicidad, son fruto del egoísmo del hombre y no voluntad de Dios.
El caso de Haití es el más palpable en estos días.

Todo el mundo se ha movilizado, qué bueno!
¿Pero siempre debemos esperar una catástrofe para expresar nuestra solidaridad? Qué bueno poner nuestra mirada más lejos, o mejor hacer una análisis más profundo para buscar soluciones a una realidad que dura desde siempre. Varios colonizadores han pasado, los han dejado más pobres!

No contentarnos con una frase que se escucha a menudo en Europa con respecto a los países en vía de desarrollo:

“El gran problema son los gobiernos corruptos que no permiten a los pueblos salir de la miseria”. Tienen razón y es una verdad cruel! Pero cuando conocemos las historias de ciertos pueblos, son justamente las grandes potencias que han corrompido los gobiernos para poder comprar los minerales u otros a buen precio o en condiciones desequilibradas.
Todos entonces estamos hoy invitados a proclamar esa “Palabra que libera”, con nuestro testimonio de vida.

Amílcar Ferro B. mxy


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