Saturday 6 February 2010

V DOMINGO T. ORDINARIO -C-


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que le apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
-- Rema mar adentro y echad las redes para pescar.
Simón contestó:
-- Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:

-- Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo pasaba a Santiago y Juan, hijos del Zebedeo, que eran compañeros de Simón:
-- No temas: desde ahora, serás pescador de hombres
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo
siguieron.

Nota
“...Simón contestó:
-- Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. (…)
-- Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
-- No temas: desde ahora, serás pescador de hombres…”

El temor que paraliza.
Estas frases tomadas del evangelio, nos dan la clave del mensaje de hoy.
El ser humano que se deja tocar por Dios, experimenta el sentimiento de culpa, necesario para pasar a la etapa siguiente: la petición de perdón y la recepción del amor y la misericordia de Dios.
“Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”. El sentimiento de culpa “no es una invención de las religiones”, sino que constituye una de las experiencias humanas más antiguas y universales” nos dice un autor.

Con frecuencia orientamos mal este sentimiento y es allí donde surge la dificultad; pues en este sentimiento puede Dios sanarnos y hacernos experimentar su amor siempre presente, contrariamente a arrastrar toda la vida un sentimiento de culpabilidad. Al hombre moderno le cuesta recocer los pecados cometidos, es más; dice que nada es pecado. Es verdad que la visión de pecado puede cambiar; pero el pecado es una realidad humana que debemos aceptar. Nada más humano que sentir que nos hemos equivocado. Que bueno, también, poder sentir que tenemos que cambiar de vida, corregir los errores y poder aceptar el amor de Dios que restaura nuestras relaciones y nos integra a la comunidad, que nos expresa su perdón y amor infinito.

-- No temas: desde ahora, serás pescador de hombres…”

El temor al igual que el sentimiento de culpa mal vivido, pueden bloquear la apertura al amor de Dios. Pueden incluso bloquear nuestra proyección cristiana, hacer que guardemos todos los dones y talentos recibidos; no explotarlos, ser como dicen algunos; “alguien del montón”, mientras nuestra creatividad duerme profundamente.

Confianza en Dios.
En estas ocasiones se hace necesario repetir las palabras de Simón: Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. (…)
Esta es la invitación para este domingo, tirar las redes con la confianza puesta en el Señor, que sabe multiplicar todos nuestros esfuerzos en la construcción de un mundo mejor.
Solo la fe en Jesús nos permite ver el milagro; “porque el milagro surge cuando somos capaces de creer en lo que parece ilógico”.
Dejémonos impresionar y luego cambiar por la Palabra del Señor.
Amílcar Ferro B. mxy





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