En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán.
La invitación de Jesús a mantenernos en alerta: “levantáos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”. Debemos tomarla en serio, pues se dirige a todos y cada uno de nosotros.
Tenemos que guardar la esperanza, mantenernos en oración, no deseperearnos, conservar la calma, ser fuertes, hacer proyectos, creer en ellos.
La esperanza no es una quimera engañosa; por el contrario, nos permite escudriñar todas las posibilidades para el futuro del hombre, más aún, nos descubre las imposibles.
Quien cree en la esperanza, lucha para hacer de esta sociedad, la humanidad deseada por el Señor Jesús, aquí y ahora!
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