-- ¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza,
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
-- Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Aún en algunas culturas, por ejemplo, entre los Mafa del extremo norte del Camerún, África central, una mujer sin esposo y sin hijos, es la persona más desdichada sobre la tierra, no puede hablar en público y es considerada como una niña, no importa que tenga 80 años.
Más aún, la viuda no tiene lugar en la sociedad, sin herencia, sin sustento, sin hogar; por lo demás, sin fuerzas para trabajar. Es de verdad la representación de la pobreza.
Conozco muchas mujeres en el país Mafa, a quienes la “misión” era la única esperanza para sus vidas. También he podido experimentar su generosidad y desprendimiento, pues sin poseer nada, dan lo que tienen a su alcance; se entregan totalmente!
Dicen los expertos de la biblia, que en griego esta acción narrada por el evangelio de marcos, quiere decir: “Dar todo lo que tenía para vivir”; es decir en griego: holon ton bíon autés, «toda su vida»).
El origen semántico de esta frase nos sugiere una actitud más profunda, que un simple gesto de generosidad; es una actitud salida del corazón, motivada por una experiencia profunda de Dios, un abandono total al Señor.
Recordamos el gesto de la viuda de viuda de Sarepta en la primera lectura ( I Reyes 17,10-16 ), quien frente a la hambruna del profeta Elías, arriesga su vida para salvar la de aquel.
Entrega, abandono, donación total de los que experimentan a Dios, es lo que pide Jesús a todos los que quieren ser sus discípulos. Esta es la invitación para este domingo. ¿La aceptamos?
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