Friday 20 November 2009

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO


DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO -B-

Domingo 22 de noviembre del 2009



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

18, 33b– 37


En aquel tiempo, preguntó Pilatos a Jesús:
-- ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó:


-- ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
Pilatos replicó:


-- ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí ¿Qué has hecho?
Jesús le contestó:
-- Mi reino no es de este mundo. Si me reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Pilatos le dijo:
-- Conque, ¿tú eres rey?
Jesús le contestó:
-- Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y por eso he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.



Nota.


La solemnidad de Cristo Rey, es una fiesta instituida por el Papa Pio XI, el 11 de noviembre de 1925, y después del Vaticano II fue colocada el último domingo del Tiempo Ordinario, como final del año litúrgico, para expresar el sentido de consumación del plan de Dios que conlleva este título de Cristo por encima de malas interpretaciones político-religiosas. (Misal Romano del Vaticano II)

“Mi reino no es de este mundo” Jn 18,36
El primer contraste que debemos notar, en este pasaje del evangelio de San Juan, es aquél del encuentro de Jesús con Pilatos. Dos personalidades tan opuestas que entran en diálogo, un diálogo en el que Pilatos, representante del gran poder Romano termina reconociendo a Jesús como Rey; es el mundo a la inversa. Contraste sin precedentes, en el que San Juan nos presenta al hombre humillado por los ultrajes, despreciado por todos, pero Rey del Universo. Es un cambio radical de la historia.

En esta escena, recreada por muchos cuadros y pinturas conocidas; podemos ver cómo Jesús no quiere ser identificado con los poderes de este mundo: Diplomacia, dinero, armas, corrupción, violencia y poder. Sinónimo de los poderes de todas las épocas, la de Jesús y quizás aún más en esta, donde paradójicamente podríamos ser más humanos, sencillamente eso; más humanos!
El es Rey, Rey del amor y de la justicia, de misericordia, nos afirma San Juan en estas líneas.
¿Cuál es entonces, la realeza de Jesús?

Para entenderla, no podemos olvidar el pasaje de San Marcos 10,42-45:

“Jesús los llamó y les dijo: “como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad.
Pero no serás así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos. Sepan que el hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.”

La realeza de Jesús es el servicio, dar la vida por los hermanos. Su poder es no tener poder, el poder de este mundo que somete a los hombres; nos insta Jesús con su actitud humilde frente a Pilatos: “Felices los pobres de corazón porque de ellos es el Reino de los Cielos”; nos recordaba la liturgia hace apenas unas semanas.

Cuando Jesús dice que “su reino no es de este mundo”; no significa que la Iglesia y todos los cristianos con ella; se desentienda de las preocupaciones de este mundo, sino que por el contrario; debe colocarse al servicio de todos los marginados, los que sufren, los que no tienen nada. Ellos son el rostro de Dios. Signo de la llegada del Reino de Dios a este mundo injusto.
La invitación es a comprometerse cada día más, en la construcción de este mundo, pero sin apegarse a él; pues tampoco es nuestro reino.

Amílcar Ferro B. mxy

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